Zygmunt Bauman escribió el libro la “modernidad líquida” en el que realizaba un valioso análisis sociológico. Éste se basaba en la disolución del sentido de pertenencia social del ser humano para dar paso a una marcada individualidad, haciendo una comparativa como si la posibilidad de una modernidad fructífera y verdadera se nos escapara de entre las manos como agua entre los dedos.
Este concepto puede ser llevado a la ciencia y la tecnología. Nos encontramos en un punto en el que la crisis provocada por la pandemia pone en marcha un sistema de incertidumbre que rompe con el concepto de solidez conocido y da paso a un entorno maleable, escurridizo, que fluye hacia una transformación cambiante. En este sentido, la sanidad lo está sufriendo con más fuerza pudiendo generar el concepto de sistemas de salud líquidos que se adaptan a las situaciones cambiantes del día a día.
Estos conceptos nos son nuevos, ya que existía previo a esta situación. Un ejemplo es el término “hospital líquido” definido como aquel hospital que va más allá de su estructura física, y busca implicar a pacientes y familiares, profesionales y sociedad aprovechando la web social. En España el hospital de “Sant Joan de Deu” fue pionero en el concepto H2.0.
El objetivo de un hospital líquido se basa en romper con las estructuras y acercarse al paciente y a sus individualidades, siendo la suma de éstas lo que conforme la sociedad en su conjunto.
Así, la salud líquida debe aproximarse a la asistencia en el entorno real del paciente utilizando las herramientas digitales (telemedicina, smartphone, IA, wearables, robótica, RRSS, Apps…) pues tienen la capacidad de conectar con él.
Esta salud liquida se basa en la reinvención por parte de los profesionales sanitarios para adaptarse hacia los nuevos escenarios inciertos que ha generado la situación actual, y que pone en cuestión el planteamiento de cambio de la asistencia sanitaria en el que aparecerán nuevos espacios fuera del sistema “tradicional”.
Los nuevos “negocios” de la sanidad y sus entornos cambiantes
Las nuevas generaciones como la Z ya buscan respuestas en otros entornos “no tradicionales” en el que se busca la flexibilización de la atención, y donde se evite la congestión de estos servicios para asuntos menos prioritarios. Esto generará nuevos modelos de “negocio” en torno a la sanidad como es la creación de servicios específicos como la telemedicina que podrá mejorar el acceso a atención de calidad y que supondrá un menor coste.
Podemos concluir que la salud líquida se trata de un concepto centrado en la transformación de la sanidad hacia un estado cambiante, en el que el uso de la tecnología permitirá redefinirla y adaptarla a procesos de individualidades mediante el uso de los datos.
Este artículo ha sido elaborado por Francisco José García González, director del Máster ISD.
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