En medicina, la terapia proviene del latín therapīa, y este a su vez del griego clásico therapeia. Y se define como el conjunto de medios (higiénicos, farmacológicos, quirúrgicos u otros) cuya finalidad es la curación o el alivio de las enfermedades o síntomas, por lo que se trata de un tipo de juicio clínico.
Así, las terapias se han venido usando desde la Prehistoria en el que en un principio la enfermedad se atribuía a causas sobrenaturales o mágicas. Para curar las enfermedades se aplicaban remedios naturales como plantas, tierras, grasas animales, etc. También se desarrollaron técnicas quirúrgicas como la trepanación que se aplicaban desde el neolítico, pero haciéndose más popular en la Edad Media.
A lo largo de la historia han existido multitud de terapias, algunas perduran en el tiempo hasta nuestros días como es el caso de la acupuntura, de origen chino y que es una disciplina a caballo entre la medicina y la cirugía, que restauraban el equilibrio perdido entre el Yin y el Yang.
Pero sin duda, hasta mediados del siglo XIX con el uso de la farmacología como ciencia biomédica, la cual supuso una revolución, por ser una ciencia biomédica que aplicaba los principios de la experimentación científica a los contextos terapéuticos. Impulsando la investigación farmacológica y su comprensión.
Los últimos avances con los que contamos en la actualidad son la genética que responde a una técnica médica experimental que consiste en la inserción de genes en las células y en los tejidos del paciente para tratar la enfermedad. O la terapia biológica o también conocida como inmunoterapia, que lo que hace es utilizar el sistema inmunológico del cuerpo para combatir enfermedades como el cáncer o para reducir los efectos secundarios. Todo esto supone una nueva revolución en las terapias para los pacientes.
El siguiente paso que se está implantando es hablar de la Terapéutica digital (DTx). Así, los productos terapéuticos digitales “ofrecen intervenciones terapéuticas basadas en la evidencia para prevenir, controlar o tratar un trastorno o enfermedad médica”. Pero, para que estos productos puedan ser utilizados deben demostrar mediante evidencia científica y resultados en el mundo real.
Así, los organismos reguladores como la EMA en Europa o la FDA en EEUU son los que revisan las declaraciones de riesgo, eficacia y uso previsto del producto. En Europa el nuevo reglamento sobre dispositivos médicos UE 2017/745, ya habla de estudios de postcomercialización para realizar este tipo de estudios.
Este tipo de productos brindan un amplio acceso a opciones de terapia basadas en evidencia para afecciones que anteriormente no han sido tratadas o subtratadas por medicamentos y terapias tradicionales.
Esta terapéutica digital debe mostrar resultados clínicos medibles, que estén alineados con las buenas prácticas clínicas, así como la publicación de resultados en revistas revisadas por pares y su aplicación de evidencia en el mundo real. Siendo estos elementos claves para ser considerados una terapia digital.
Actualmente países como Alemania y Bélgica se está incluyendo un marco de regulación de estos productos de terapia digital. En el que pronto será posible que nuestro médico pueda recetarnos el uso de una app como producto de terapia digital.
Como profesional sanitario, ¿sabrías que tipo de app recomendar a tus pacientes?
Este artículo ha sido elaborado por Francisco José García González